Mi primer terapeuta tenía una “manía” y era preguntarme:
¿cómo te sientes ahora?
¡Recuerdo la inquietud que me provocaba esa preguntita!
No la había escuchado con frecuencia en mi vida. ¿Qué cómo me siento? Bien. Bueno… regular. No sé… no sé. Esta última era la respuesta más real que podía dar en muchas ocasiones.
Yo intentaba contestar demostrando mi sapiencia así que “pensaba” cómo “me sentía” y se lo explicaba con un montón de palabras desconectadas de mi emoción.
La pregunta me ponía nerviosa y a la vez había algo que me gustaba. Ella me miraba, me hacía llegar su curiosidad e interés hacia lo que yo sentía y me daba tiempo, parecía que no tenía prisa. Fui poco a poco conectando con mi mundo emocional y aprendiendo a expresar mis emociones (¡todas!) en su compañía.
¿Y sabes? Aquello me hacía sentirme querida.
La Inteligencia Emocional surge cuando podemos establecer contacto con el entorno y encontrar un medio donde la emoción (sea cual sea) pueda expresarse.
El rincón de pensar es un lugar al que se manda a los niños ante su mal comportamiento o su comportamiento inaceptable.
Se les deja solos, aislados y se les ignora durante el tiempo estimado por los adultos.
Tienen que pensar.
A mi modo de ver, con frecuencia el mal comportamiento de un niño está relacionado con su intento de satisfacer una necesidad legítima, con no contar con toda la información o no poder todavía comprenderla o con sentirse frustrado, triste, confundido, inseguro, asustado.
El rincón de pensar se utiliza para intentar cambiar el comportamiento pero ¿qué ocurre con esas necesidades y emociones?
Se quedan guardadas y esa es la peor “gestión” emocional que existe.
Oye, desde pequeños recibiendo el mensaje de ¡quédate solo, aislado e ignorado y piensa! Y de adultos así estamos, porque no nos engañemos, de pensar vamos sobraos! Lo que nos resulta difícil es parar de pensar. Hoy en día muchos de nosotros buscamos distintas vías para aprender a parar la mente, ¿no?
No es que yo crea que no hay que pensar, no es eso, creo que lo interesante es que podamos pensar en “oportunidad de lugar y tiempo”, como dice mi maestro de meditación Sesha.
Y lo de sentir y expresar lo que sentimos ¿cómo lo llevamos?
Considero que haber aprendido a obedecer al autoritarismo de los adultos, por haber sido amenazados o penalizados, puede haber provocado la represión de nuestras emociones.
No sé a vosotras, nibuenasnimalasmadres, a mí llorar me ayuda a liberar tensión, estrés y me produce alivio. Poder expresar mis emociones a un otro y sentirme escuchada con aceptación me reconforta.
Enseñar a nuestros hijos e hijas a reprimir sus lágrimas, su rabia, su dolor, es una de las cosas más devastadoras que les hacemos a los niños.
Al hacerlo, al dejarles solos, aislados e ignorados lo más posible es que interpreten que no son dignos de amor.
Y me atrevo a decir que el mayor miedo de nuestro hijos es que les retiremos nuestro amor.
En el espacio compartido para sentir están acompañados.
Tal vez pidan estar solos un rato. Podemos atender esa necesidad pero ellos saben que estamos ahí, cerca y que tienen acceso a nosotros.
En algunas situaciones lo más probable es que necesiten dar rienda suelta a su frustración y su rabia.
Sólo nos queda contenerlos, respirar y hacernos cargo de nuestra propia frustración o ira.
Enseñarles a respirar para poder calmarse y simplemente esperar. Nosotros sabemos que se trata de un episodio pasajero.
Después tendremos ocasión de hablar sobre lo sucedido.
Si les escuchamos atentamente estaremos ayudando a las expresión de sus emociones sinceras.
También ellos se sentirán aliviados.
Y es probable que podamos prevenir la repetición de su “mal comportamiento”. Por supuesto, la represión de su mundo emocional.
Nuestros hijos e hijas no se merecen experimentar y finalmente creer que nuestro amor y nuestra atención se pone en juego ante su “buen” o “mal” comportamiento, ante la expresión de sus emociones “positivas” o “negativas”.
Los niños, la infancia, es una etapa de la vida delicada en la que se forja la base del futuro adulto.
Enseñémosles a resolver conflictos con nuestro ejemplo.
Si no sabemos, ¡aprendamos! Nos beneficiará a todos.
Así como aprendan ahora con nosotros lo harán más adelante con sus amigos, parejas, en el trabajo…
¿Qué te parece? ¿Cambiamos el rincón de pensar por el espacio compartido para sentir?
¡Me encantará leerte en los comentarios!
Desde q te encontré el Facebook estas guías me están ayudando un monton con mi hija !! Tenía una relación conflictiva con ella, a pesar de sus reciente 4 años habían cosas q no podía controlar pero las pautas q compartís me ayudan a tomar otros caminos con ella. Muchas graciaas!!