Estamos en Verano, en esta época, nuestras gafas de sol son un imprescindible en nuestro bolso. ¿Cómo son tus gafas?
Yo llevo unas Ray ban de toda la vida…me protegen del sol, soy bastante sensible a la luz solar.
Pero las gafas de las que os quiero hablar hoy no son de quita y pon.
También llevo con ellas toda la vida, bueno, más bien creo que desde mis 7 u 8 años. Y sí, las elegí para protegerme. Fueron la mejor manera o sistema que encontré para adaptarme, defenderme y sobrevivir al entorno específico que me tocó vivir.
Lo podemos llamar carácter, estructura de personalidad o conjunto de patrones y hábitos aprendidos desde bien pequeñitas, sin excluir la genética con la que nacemos.
Estas últimas gafas no las llevo en el bolso. Éstas las llevo puestas todo el día, allá donde vaya.
Son unas gafas con un filtro de color que condicionan mi forma de pensar, sentir y actuar.
Filtran toda la vida que veo, porque yo no veo la realidad, veo lo que veo YO a través de esas gafas, las mías.
Y cada una de nosotras tiene las suyas
Las construimos de niñas así que considero necesario que giremos la mirada hacia nosotras, hacia la niña que fuimos.
Considero necesario trabajar cómo construimos el vínculo con nuestros padres y nuestro entorno.
En concreto, la forma de relacionarnos con nuestra madre, ha determinado nuestra forma de relacionarnos, en la vida adulta, con nuestras personas cercanas.
(Hablaré más detalladamente sobre esto en otro post).
Por experiencia personal y ayudando a otras madres a conocer “sus gafas”, os aseguro que merece la pena conocer “qué gafas” llevamos puestas. Conocerlas en profundidad, reconocerlas y aceptarlas.
En este proceso aprendemos a convivir con ellas, a gestionarlas y a no identificarnos automáticamente con ellas. ¡E incluso a sacarles partido!
Y también nos damos cuenta de que cada persona lleva las suyas puestas
¿Con qué gafas miramos a nuestros hijos/as?
Pues con las nuestras. Y lo que vemos y afirmamos como realidad ha sido pasado por nuestro filtro.
Describimos lo que nos molesta de nuestros hijos/as como algo que es molesto en sí mismo, así que es inevitable que nos moleste y nos creemos llenas de razones y buenos argumentos.
- ¿Has observado alguna vez que algo que a ti te pone de los nervios a otra madre parece que no le afecta demasiado?
- E incluso dentro de tu pareja, ¿hay cosas que tú llevas con más calma y a tu pareja le molestan mucho más? O a la inversa.
Esto nos pasa y lo considero una invitación a darnos cuenta de que NO todo reside en la conducta de nuestro hijo/a, sino que somos nosotras las que nos sentimos de una manera u otra ante su conducta.
Por ejemplo, algunas madres expresan que lo que peor que llevan en la crianza son los llantos de sus hijos/as y las manifestaciones de cualquier malestar por su parte. Ellas se perciben a sí mismas como mujeres alegres, positivas, cariñosas y una de sus dificultades reside en posibilitar que sus hijos/as muestren desagrado, enfado, negatividad.
Y así cada una con lo nuestro… Nuestra condición psicológica como madres es el resultado de nuestro propio desarrollo infantil, de la estructura de carácter que desarrollamos y del nivel de conciencia que tenemos sobre nuestro comportamiento.
Nuestros hijos nos ponen un espejo delante para que veamos “qué gafas” llevamos puestas.
Mirarnos en este espejo nos permite aprender de nosotras mismas, crecer y evolucionar.
Y también nos ayuda a comprender que nuestros hijos/as viven la realidad a su manera, distinta a la nuestra.
Los niños viven en el presente, la curiosidad y la novedad son sus fieles amigos.

Disfruto mucho jugando con mi hija a mirar las cosas desde cada una de sus lupas de colores.
Me enseña (y me recuerda) cómo se percibe el mundo desde diferentes colores, desde prismas diferentes.
Como madres, abrirnos a la novedad con curiosidad es desplegar otras formas de mirar, otras maneras de emocionarnos que no nos permitíamos, de abrirnos a contemplar nuevos aspectos potenciales de una realidad hasta ahora inadvertida, que sin embargo siempre estuvo ahí.
¡El mundo de los mundos!
Ellos, nuestros hijos/as vienen con este regalito (entre otros).
- ¿Has identificado algo qué te molesta a ti especialmente de tu hijo/a?
- ¿Has notado que tu hijo/a te invita a mirar algún asunto de “la realidad” de una forma nueva?
Me encantaría leerte aquí abajo, en los comentarios:
Es cierto, cada quien mira diferente y muchas veces se proyecta con algunas
Conductas
Gracias Yamileth!
Así es y es importante que lo tengamos presente!
Un abrazo!
Gracias Natalia por la reflexión.
Qué difícil es NO juzgar cuando vemos a alguien con nuestro propio filtro… Sería interesante trabajar la paciencia, tanto en adultos como en niños, algo muy complicado en este mundo del ” lo quiero ahora y ya”!!
Sí Pilar!!
Paciencia y calma para darnos cuenta de nuestro propio filtro y así, teniéndolo presente, estar más abiertas y disponibles para VER al otro.
Gracias y un abrazo,