Este mensaje subliminal está presente en el relato de las experiencias de muchas madres. Pareciera que el objetivo a toda costa es ser las madres que los hijos necesitan todo el tiempo. O estar algo así como “iluminadas”: permanentemente presentes, calmadas sin excepción, con infinita paciencia, comprensión y respeto para acompañarles en su desarrollo. Pareciera que se va extendiendo este código auto perseguidor de que deberíamos ser mejores, más perfectas.
Deseo hacerte una pregunta: Nuestras madres son las que son y no las que imaginamos, las que nos gustaría o idealizamos, ¿verdad?
Nosotras como madres también somos mujeres reales, con nuestras historias de vida, con las madres que tuvimos y con la estructura de carácter que desarrollamos, con la que vivimos y nos relacionamos.
Creo que el proceso de creación de esta nueva identidad, ser madre, incluye crear un ideal de buena madre (cada una el suyo) y encontrarnos con que antes o después se hace añicos delante de nuestras narices. ¿Te ha pasado?
Y sí, POR SUPUESTO que nuestro deseo y trabajo por ser mejores personas nos orienta hacia el logro de un mayor bienestar en nuestra vida. PERO este mismo deseo nos puede conducir a un estado desmedido y perverso, a la rigidez que nos aparta de nosotras mismas y del otro (incluyendo nuestros hijos e hijas).
Apartadas de nosotras, de lo que somos: de lo que nos gusta y de lo que no, fortalecemos nuestra amistad con la culpa. Cuando esta amiga nos invade demasiado, confiamos en una nueva exigencia que, en algunos casos, podemos alcanzar pero en la mayoría no podemos mantener, así que de nuevo nos vemos tomando un café con la culpa.
Quiere decirte algo:
LO VAMOS A HACER MAL
Hagamos lo que hagamos nos vamos a equivocar. Acontecerán situaciones en las que no podremos estar disponibles, en las que no nos relacionemos con nuestros hijos desde el respeto y la comprensión, en las que no podremos acompañarles emocionalmente.
ES HUMANO, ES REAL
Respira, tal vez puedas decirlo en voz alta: “lo voy a hacer mal”.
¿Cómo te deja nombrar lo inevitable?
Sobre esa amiga, la culpa, decirte que no tiene nada que ver con la responsabilidad. La culpabilidad la relaciono en este contexto con no llegar a ser la madre perfecta.
Con la frustración de no hacer realidad el ideal de madre.
Para ser capaz de responsabilizarse hace falta ser consciente.
Este es el camino en el que yo confío.
Ir recorriendo el camino de conciencia, el camino del auto conocimiento y del amor a nosotras mismas incluyendo nuestros errores.
Reconocer nuestras limitaciones puede hacernos sentir mejores madres y seres humanos más felices, ya que nos quita la presión de no ser auténticas acerca de la realidad de nuestras experiencias.
Nos libera para ser más reales.
Nos permite estar disponibles para nosotras y para nuestros hijos e hijas de una forma más equilibrada.
Excelente consejo y orientacion para seguir dando lo mejor como padres..
Celebro que así lo percibas Mariela y sobre todo, celebro que queramos seguir dando lo mejor como padres.
Un abrazo!